jueves, 26 de mayo de 2016

EL HUEVO DE LA SERPIENTE



Por Daniel Peñaranda Pinto

El segundo ciclo de cine-debate continúa este lunes 30 de mayo con “El huevo de la serpiente” (1977), película escrita y dirigida por el cineasta sueco Ingmar Bergman, que describe el estado social y anímico que propicio el ascenso del nazismo, en Alemania, a inicios de los años 20.

El director

Ingmar Bergman (Suecia 1918-2007)
“Bergman tiene una figura alta, huesuda y bamboleante; sus ojos verdes queman con una extraña intensidad, en un alto y estrecho esqueleto. Su sonrisa un poco sarcástica evoca el aspecto de un ahorcado. El tema principal de sus películas es él mismo; la división de su carácter es una clave no sólo para su vida, sino también para sus obras: el deseo de la carne y la eterna soledad del alma. Las dos partes de su cara parecen no tener relación ninguna. La parte derecha parece extrañamente muerta; la parte izquierda animosamente viva. Por una parte tiene un mágico encanto por otra es de un temperamento maniático”. (Cine Club “Secuencia”, Barcelona)

El filme

Fotogramas de la película
“El huevo de la serpiente” se sitúa en Berlín, entre el 3 y el 11 de noviembre de 1923 (días en que Hitler fracasó en su primer intento de tomar el poder, mediante un golpe de estado), un período difícil por la drástica crisis económica (hiperinflación y desempleo generalizado). En ese clima de desasosiego de una Alemania derrotada, humillada y pobre, empieza a surgir el nazismo, asomando sus rasgos brutales que más tarde serán su sello inconfundible. El filme se centra en el modo en que los protagonistas enfrentan esas circunstancias: Abel y Manuela, artistas de circo norteamericanos deben detener su gira en Berlín a causa de la lesión de Max (hermano de Abel y ex pareja de Manuela). La película cuenta la historia de los dos artistas durante la semana siguiente a la noche en que Max aparece muerto (aparentemente por suicidio). La respuesta de Manuela, es un optimismo ingenuo que no logra comprender lo que sucede a su alrededor. Por su parte, Abel es un hombre indiferente, débil y pasivo. Se opone a los proyectos de Manuela para afrontar juntos la adversidad; sin embargo, tiene conciencia de lo que ocurre, aunque no hace nada para evitarlo, vagando por las calles siempre frías y grises, en permanente estado de ebriedad, como testigo impotente de las futuras atrocidades que se ciernen sobre la humanidad.

La cita es en instalaciones de OCIC-SIGNIS, Baptista Nº 110 esquina Heroínas, a partir de las 19:00.

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